3 jun 2013

Mujer invisible



Hace tiempo que estoy pensando que me he vuelto invisible a los ojos de todos.

Si, amanece y ya comienza mi día, y se amotinan recuerdos de otras mañanas llenas de bullicios, los chicos apurados corriendo para ir al colegio, mis acotados tiempos para dejar todo listo y marcharme al trabajo, bullicio en las calles, hablando todo le día con gente desconocida hasta que llegaba la hora de volver a casa, rendida pero feliz de la tarea cumplida, era la vida que elegí y la disfrutaba más allá del cansancio, más allá de los compromisos, más allá de todo…

Llegar al hogar y otra etapa del día, me esperaban ansiosos para hacer la tarea, contar las cosas de la escuela, recortar figuritas, buscar palabras en diccionarios, la cena, el baño antes de dormir revoloteando a mi alrededor  y….el silencio a media noche. Ansiaba esa paz, para insuflarme fuerzas para mañana.

Yo les di alas para que vuelen alto, tan alto como puedan, que construyan su futuro donde sea, porque nacieron libes, libres como el viento y allá se fueron…

Ahora mis días son tan diferentes, me saludan las paredes, esas que en la oscuridad de la noche son como fantasmas y cierro fuertemente los ojos, para no verlas, todo es silencio, de pronto me doy cuenta que en todo el día ni una sola palabra salió de mi boca, nadie se acordó de mí hoy, ni ayer, tiempo hace que nadie sabe si estoy o qué…

Por eso pienso que me he vuelto invisible.

Mis manos ya no están tibias como antes, mis ojos no brillan y la sonrisa se va  borrando un poco más cada día, me pregunto…dónde está la mujer aquella, soñadora, que se embelezaba con el alba y soñaba con su amor a distancia en cada ocaso, dónde está, la ilusión de ser dueña de una estrella azul que un día me regalaron, dónde las fuerzas para no caer en la tristeza, dónde el amor?

Ése que me detuvo el corazón un día, no recuerdo cuando, pero fue tan inesperado  tan tibio, tan maravilloso y humano que llenó todo mi mundo de sueños y me miraba en el espejo de la vida y era la más bella de las mujeres, la que feliz reía, porque el amor me había encontrado, y me enamoré, y amé, amé como nunca antes.

Quizás sean esos tramos de la vida que no los había planificado y hoy me muestran que todo tiene su tiempo y espacio y que cuando llegas a tu casa y el silencio te espera, la soledad es tu compañera constante, que no tienes quien te abrace, que te refugias en la música para sentirte acompañada, que tal vez un poema te inspire el amor  de lejos…. Aunque reniegue indefectiblemente unas lágrimas tibias corren por mis mejillas incontenibles, lágrimas de mujer enamorada de imposible amor a distancia.

Creo que sí, me he vuelto invisible, y quizás mejor así.

 La vida seguirá como si nada,  de mí queda un recuerdo una anécdota, un libro, un poema, una foto, el agradecimiento de una mujer que dio todo lo mejor que tenía solo para vivir hoy invisible a los ojos de los demás, en esta instancia de la vida, cuando entre el alba y el ocaso no tengo nada, apenas alguna esperanza.

Quizás vuelva una noche cualquiera inspirada en un poema de amor, de un amor a distancia que le dio a mi vida mil razones para creer que el amor existe aunque me haya vuelto invisible, pero enamorada .


Autora Beatriz Favre

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