Llega el
ocaso vestido de rojo, te marchas.
Mis manos
se entibian espernado la noche
soñanado dormirme
en tu regazo, hago un derroche
de fantasías
de azules estrellas, mis silentes compañeras
Mi amor
va floreciendo como los trigales
Y en la
blanca alborada ansiosa espero tu voz
amada
Y te
entrego mi alma como la más pura ofrenda
Bañada de
luz en mansa calma, vuelan mis sueños
Hasta tus
sueños y los aprisionas en tu pecho adueñándote de ellos.
Beatriz Favre