Descalza hoy camino
por un sendero de musgo
mojado de rocío.
Mi corazón está encadenado
en la otra orilla, más allá
donde
duerme la tarde,
delante de mis ojos, nada…
Se van mis pies desnudos,
deforma mi sombra la incipiente
niebla que
me circunda.
Pronto la noche me cubrirá
con su
negro manto, seguiré andando
aunque mi cuerpo cansado me lo impida
caminaré
sin desmayos.
Solo por volverte a ver, dormir en tus brazos
Juntos amanecer…
Traigo desde la otra orilla
la llama de éste amor encendida
abierta la mirada, anhelantes los labios
Y en dulces gemidos tu cuerpo será mío
Autora Beatriz Favre
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