Puedo inventar que el tiempo se detuvo allá, donde me
cobijé en tus brazos
donde el silencio dio espacio a las caricias y aferrarme a
tus manos.
Puedo soñar despierta y amarte dormida, para que habites
mi mente, mi cuerpo y mis sentimientos para no sentir el desgaste del tiempo en
nuestros desencuentros.
Buscaré compartirte entre la tarde y la noche perpetuando
este amor, que aunque los años pesen sienta por dentro el mismo ardor de los
jóvenes años que no pude tenerte.
Y esperaré que reconozcas que la distancia murió, que al
tenerte a mi lado lograré hacer cada
momento un nuevo momento aun desconocido por vos.
Quiero que en mis brazos descanses tantas horas de soledad
que por años acumulaste, que enfrentes el presente ahogando el pasado, ser tu
remanso y sientas esas ganas de tenerme como
lo siento yo.
Quiero que me necesites como yo te necesito, para
enfrentar lo no vivido y esperaré que
decidas que no hay margen de errores cuando el amor se siente desde adentro
haciéndolo perpetuo sin importar que hay despues.
Estoy dispuesta a esperar que decidas acompañarme en lo
que un día llamaste “esta locura de amarnos”, porque Dios quiso que vivas en
mí, como mi segunda piel.
Aquí estaré esperándote cuando quieras conmigo estar por
siempre eso lo decidirás cuando saques los miedos de volverte a equivocar.
Autora Beatriz Favre
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